El Caballito de Manuel Tolsá

La estatua de “El Caballito”, oficialmente conocida como la estatua ecuestre de Carlos IV, es una obra maestra del escultor y arquitecto Manuel Tolsá. Esta estatua es una de las esculturas más icónicas de la Ciudad de México y un símbolo importante de la historia y el arte de México.

La estatua fue encargada por el virrey Miguel de la Grúa Talamanca y Branciforte en 1795 para conmemorar al rey Carlos IV de España. Manuel Tolsá, un renombrado escultor y arquitecto español que había llegado a la Nueva España en 1791, fue el encargado de realizar la obra.

Tolsá modeló la estatua en arcilla y luego fue fundida en bronce por el maestro fundidor Salvador de la Vega en 1802. La estatua mide 5 metros de altura y representa a Carlos IV montado a caballo, en una postura majestuosa y solemne.

La estatua fue inaugurada el 9 de diciembre de 1803 en la Plaza Mayor (hoy Zócalo) de la Ciudad de México. La obra fue muy admirada por su precisión anatómica y el realismo con el que capturó al monarca y su caballo.

La obra de el “Caballito” es un excelente ejemplo del estilo neoclásico, que se caracteriza por su inspiración en el arte y la arquitectura de la antigüedad clásica. La estatua muestra una atención meticulosa al detalle y un equilibrio elegante en la composición.

Fundida en bronce, la estatua destaca por su calidad y durabilidad. La técnica de Tolsá para crear una estatua ecuestre de tales dimensiones fue una hazaña notable en su época.

Originalmente, la estatua fue colocada en el Zócalo de la Ciudad de México, donde permaneció hasta 1821.

A lo largo de los años, la estatua ha sido trasladada varias veces. Estuvo en la Universidad Nacional (hoy Museo Nacional de las Culturas) y en la Plaza Tolsá, frente al Museo Nacional de Arte, donde se encuentra actualmente.

La estatua ha sido testigo de importantes eventos históricos en México, incluyendo la Independencia y la Revolución Mexicana. Su presencia en diferentes ubicaciones ha reflejado los cambios políticos y sociales del país.